sábado, 16 de abril de 2011

LA GUERRA CIVIL EN SANLÚCAR
(1.936-39)

CAPITÚLO I

En la mañana del día 12 de abril de 1931 se presentaban a las elecciones municipales en España un total de 81.099 concejales para cubrir todos los ayuntamiento de la monarquía.
Nadie esperaba que, una vez finalizada las votaciones, después de las ocho de la tarde, que España iba a dar un giro tan transcendental en su historia, pues los monárquicos obtuvieron 41.224 concejales antes los 34.368 que consiguieron los republicanos, 67 los comunistas y los 4.813 que sacaron los socialistas, es decir, los 39.248 sacado por los 3 grupos era algo menor que los que habían sacado los monárquicos.
A pesar de esto, los republicanos habían ganado en las grandes poblaciones y capitales de provincias, haciendo que los republicanos tomen una considerable importancia que, ya desde aquella misma noche iba a darle un giro de ciento ochenta grados a los destinos de este país.
Estaba amaneciendo el día 13 de abril cuando una ciudad, Eibar, proclama, desde el balcón del consistorio la república a la vez que, en Madrid, los miembros del Comité Revolucionario Nacional se empiezan a preparar para ocupar los cargos que ya el día anterior se habían asignados como eran los de ministros y gobernadores civiles
No era las ocho de la mañana cuando Eduardo Ortega y Gasset, designado gobernador civil de Madrid, se encuentra en las dependencias del Ministerio de la Gobernación.
No perdieron el tiempo los catalanes, a la una de la tarde, desde el balcón del Ayuntamiento de Barcelona, el líder de Esquerra Republicana, Lluis Companys, iza la bandera tricolor republicana, uniéndose una hora más tarde el líder de Estat Catalá Francesc Maciá llegando mucho más lejos al anunciar la proclamación de la República Catalana dentro de la Federación de Repúblicas Ibéricas, tomando el edificio de la Diputación de Barcelona en nombre del pueblo catalán.
Este mismo día 13, se reúne por último vez el Consejo de Ministros monárquico por la tarde en el que el Rey Alfonso XIII es aconsejado por parte de ellos para que abandone España si quiere evitar un derramamiento de sangre.
Son las nueve de la noche cuando Niceto Alcalá Zamora, a través de la radio, y desde el despacho del mismo Ministerio proclama la que sería la Segundas República.
Veinticuatro horas más tarde, es decir, a las 21.15 horas del día 15 de abril, sale por la Puerta del Campo del Moro del Palacio Real con dirección a Cartagena y conduciendo su vehículo el Rey Alfonso XIII acompañado por su primo el Infante Alfonso de Orleáns y del ministro de marina, Almirante Rivera. Esa misma madrugada embarca en el puerto de Cartagena en el crucero “príncipe Alfonso” izándose por último vez el pendón real con rumbo a Marsella y llegando a ésta a las 6 horas del día 16 de abril, llevándose la bandera del barco que siempre tuvo a su lado hasta el día de su muerte y siendo amortajado con ella a petición suya (1).
De este modo España había pasado de la monarquía trasnochada y caduca a una II República nueva, llena de ilusión y con gana de transformar el panorama político y social y emprender una nueva andadura hacía el porvenir.
Como siempre, los políticos habían llenado de promesas a todos los sectores de la sociedad española y aquellos incautos obreros que pensaban en la transformación de la nueva sociedad, empezaron a darse cuanta de la realidad. El día 31 de diciembre estos sectores del mundo obrero cabreados con sus políticos dan el primer aldabonazo de huelgas de las muchas que les siguieron en el transcurso de los próximos años y que enfrentarían al gobierno y sus fuerzas de orden público con estos sectores de trabajadores, produciéndose de este modo el primer aviso de lo que podría venir si no se cumplía lo prometido.
Aquella nochevieja del año 1.931 cuatro miembros del Cuerpo de la Guardia Civil, un cabo y tres guardias, pertenecientes al Puesto de Castilblanco (Badajoz), fueron asesinados, cosidos a navajazos por los habitantes de un pueblo enloquecidos al ver en el suelo sin vida a un vecino muerto por los disparos que realizó uno de los guardias.
Después, y mientras los cuerpos de los guardias civiles eran enterrados con gran solemnidad por sus compañeros, comenzaron las detenciones de los supuestos autores de aquella atroz matanza.
Luego, la cárcel, el consejo de guerra, las penas a muerte y los indultos gubernativos. Esta es una triste historia que marcó para siempre a un humilde pueblo de la Sibéria extremeña.
Cinco días más tarde, en Arnedo, la Guardia Civil disolvió una manifestación a tiros, lo que costó la vida a cinco personas. Este hecho desencadenaría una serie de consecuencia de gran alcance, la primera de las cuales sería la destitución del General Sanjurjo como Director General de la Guardia Civil.
A grandes rasgos, los acontecimientos se suceden precipitadamente unos tras otros, el 21 de enero de 1.932, el pueblo minero de Fígols declara una huelga revolucionaria que se extiende por toda la comarca del Cardoner y del Alto Llobregat.
El 26 de febrero de este año, entra en vigor la Ley del Divorcio, aprobada en las Cortes por 360 votos a favor y 23 en contra. Este Ley fue considerada como la más avanzada del mundo.
En el mes de agosto, concretamente el día 10, su produce un intento de golpe de estado protagonizado por los generales Goded, Cavalcanti y otros en Madrid, y en Sevilla se subleva el general Sanjurjo.
El 9 de septiembre de 1.932, las Cortes españolas aprueban el estatuto de autonomía de Cataluña, por 314 votos contra 24, éste entraría en vigor el 15 del mismo mes.
La crisis producida por el crack de la bolsa de Nueva York en 1.929, se hace sentir en 1.933 en Europa y más en España, desde ese año en este país se ha producido infinidad de huelgas habiéndose multiplicado por once; el número de huelguistas por quince, y las jornadas perdidas por cuarenta y seis. A esto hay que añadirle que las fugas de capital se ha convertido en una verdadera sangría para España, incluso en el ámbito de la iglesia. Los parados cada vez son más, llegando a contabilizarse en 1.933, 618.947 parados. El gobierno no está preparado para solventar este problema, o no está dispuesto para ellos.
continuará....

martes, 12 de abril de 2011

Publicado por mí en 2007 en otro blog

Los otros niños de la guerra (I)

Durante los primeros años de la guerra civil española, el gobierno republicano determinó que muchos niños españoles debían de ser evacuados a otros países, una severa medida que los condenó al exilio desde la más tierna infancia siendo muchos los niños que se evacuaron, los niños de la guerra, a otros países y continentes como la URSS, América latina y distintas naciones europeas.
El fin primordial fue preservarlo del riesgo de los bombardeos de los "nacionales" y salvar de esta manera a una generación. Pero aquí se quedaron los' 'otros" niños de la guerra, los que tuvieron que soportar en cualquier lugar de la "zona nacional" los ataques de la artillería y la agresión de la aviación, el hambre, la angustia y el miedo de nuestra larga posguerra en medio de un aislamiento inhumano y de una soledad escalofriante.
¿Fueron ellos acaso, los responsables del rígido régimen franquista surgido al final del conflicto para que tuvieran que pagar sus consecuencias?.
Entre los "otros" niños de la guerra me incluyo yo, nacido a mediado de mayo del año 45 -casi tres meses antes de que los americanos arrojaran sus famosas bombas desde el bombardero B-29 "Enola Gay" sobre Hirochima el 6 de agosto y el día 9, otro bombardero, el B-29 Bockscar arrojara la segunda sobre Nagasaki, y diez años antes de que también los americanos nos trajeran aquella leche en polvo y el queso amarillo a cambio de implantarse en Rota donde todavía se encuentran, que quedamos olvidados sobreviviendo bajo el peso de un agobiante silencio entre las ruinas de la tragedia que asolaba el país, ignorando por entonces que de un modo u otro aquellos difíciles años habrían de influir a lo largo de nuestras vidas.
Nadie ignora que durante todos esos años "vivimos" bajo la sombra amenazante del bloqueo internacional, el hambre y la represión, no existía para nosotros ni derechos, ni juguetes; solo podíamos disfrutar del aire libre de la calle viciado por el aura gris de la tragedia.
Y nosotros, los "otros", niños de la guerra, en medio de la paz engañosa compartíamos fantasías con viejos compañeros que des pués se instalaron para siempre en los anaqueles de nuestra memoria como fueron: las pelotas de papel o de trapo, los libros de aventuras, los héroes de los cómics, el plumier de hojalata, los recorta bles de papel o cartulinas y los álbumes de cromos que comprábamos en las imprentas, los caballos de cartón. Todos ellos viejos camaradas silenciosos, que nos ayudaron a sobrevivir del miedo, del olvido y la indiferencia.
Y estos antiguos compañeros, aún hoy siguen habitando en nosotros como vestigios de una infancia perdida. Y como testigos de unos años que resultaron mágicos por irrepetibles.
Nuestra escuela fue la calle, y desde muy jovenes dimos el callo trabajando en el campo para ayu dar a la casa alternándola con los juegos en las calles y ante un por venir incierto. Jugábamos sobre las aceras de las calles empedra das a las carreras de chapas, a la rayuela, al burro o a las cuatro esquinas, corríamos por las calle; persiguiéndonos unos a los otros y disparando nuestras pistolas imaginarias sobre los "malos" y nos enfrentábamos a pedradas con los niños de otros barrios.
Por las noches, cambiábamos las señales que ponían las mujeres antes el grifo de ía Fuente del Piojo para coger el "sitio" para el día siguiente llenar sus "cacharros' ' de agua y que nos servia para ver enfrentarse las féminas al encontrar dichas señales fuera del lugar en que las había colocados el día anterior.
En invierno, hacíamos fogatas en cualquier lugar con los elementos que buscábamos por los alrededores, como era cartón o papeles pasándonos la calada de algún cigarrillo liado con tabaco procedente de varias colillas encontradas por el suelo y donde nos contagiábamos los piojos que nuestras madres lo arreglaba lavándonos la cabeza con jabón "Lagarto" o vinagre caliente.
Buscando en el bar de "La Goya" entre el aserrín del suelo alguna que otra cabeza de pescado dejada allí por algún agraciado que puso pagarla, o comprando en el freidor de Rivero papelones de "mijitas", o en la Carnicería de Márquez los dos reales de "Atiento de manteca" que decíamos que nos gustaba tanto, así como esperar los barcos de pesca en Bajo de Guía para que algún marinero nos diera algún trozo de pan "mareado", que también decíamos que era mejor que el de casa, claro, allí no había.


Los otros niños de la guerra (II)

En las colas interminables de los comercios con las Cartillas de Racionamientos, se veían rostros famélicos, hambrientos y pálidos, niños delgados y endebles de nuestra edad portando en los rostros la huella de la miseria o la enfermedad y algunos marcados por la tina con unas manchas amarillentas que aparecían en el cuero cabelludo de los menores que los médicos trataban con yodo y nuestras madres con una mezcla de aceite y azufre con el que hacían una especie de papilla que nos untaban sobres las postillas en el cuero cabelludo o en cualquier lugar o parte del cuerpo.
Nuestros días pasaban esperando en la cola del comedor de Auxilio Social, donde hoy se encuentra en la calle San Juan, el Centro de la tercera edad, o en la iglesia de Santo Domingo con la medallita al cuello donde en ambos lugares nos obligaban a cantar el famoso "Cara al Sol" antes de entrar a comer aquellos que nos podían dar.
El Auxilio Social fue fundado por doña Mercedes Sanz Bachiller, viuda de Onésimo Redondo con el nombre de Auxilio de Invierno copiado de los alemanes, instaurándose el primero en la ciudad de Valladolid el 28 de octubre de 1.936, pasando a la historia en el año 1.976 después de 40 años, donde ya solamente se utilizaba en los centros escolares y sanitarios que se habían ido creando a partir de los años 50.
En Auxilio Social esperábamos los días en que se repartía el socorro a los padres de familias, grandes colas desde las primeras horas
de la mañana para recoger en un cacharro varios cazos de una pegajosa mezcla de Lentejas con bichos y un trozo de pan por cada miembro de la familia mientras los niños esperábamos a que las calderas se quedaran vacías para entrar a limpiarla y comernos aquella bazofia digna de los campos de concentraciones alemanes.
Y así fuimos viviendo aquellos años y dejando atrás nuestra infancia caminando hacía la pubertad sin pensar que habíamos dejado una niñez que no habíamos vividos y que ya no la podríamos recuperar.
A nuestra edad nunca nos veíamos saciados de alimentos y crecíamos débiles como plumas. Los artículos de primera necesidad manipulados por los estraperlistas, eran malos, escasos y adulterados, el pan blanco estaba por las nubes y se recurría al elaborado con diversas mezclas de harinas de cebada, centeno o maíz en aquellos años interminables de hambres, miedo y represión.
El trigo se molía de madrugada en viejos molinillos de café y la harina, tras pasar por un cedazo, servía para que nuestras madres nos amasaran el pan o, nos hacía unas "polea" que nos enfriaba el hambre por varias horas. Con el salvado sobrante, o sea, la cáscara del grano desmenuzado, unos granos de anís y un poco de azúcar morena, se hacían unas tortas que resultaban exquisitas para mitigar nuestras necesidades. Muchísimas tardes, nos reuníamos varios chavales y nos dedicábamos a rebuscar por el campo hierbas o plantas comestibles, frutas en los huertos y moras en las moreras burlando muchas veces a los Guardas Campos que utilizaban unas carabinas con "balas de sal". Las blanca flores de las Acacias saciaban nuestra hambre, y las mondas de las patatas una vez lavadas y bien picadas, servían para una tortilla de patata española; la cebada, tostada y molida se convertía en el mejor sucedáneo del café que endulzábamos con un azúcar moreno o pastilla de sacarosa o, aquel famoso "pan de pobre", que se fabricaba de forma manual con higo secos a los que se le añadía castaña, bellotas o nueces.
En las calles se seguían viendo a infinidad de trabajadores del campo sin trabajo, mendigos y lisiados de la guerra que llegaban a los pueblos a pedir limosna de puerta en puerta o en las entradas de las iglesias y conventos. Soldados excombatientes luciendo en el pecho con-decoraciones de latón que disfrutaban de una mínima pensión con la que podían sobrevivir y mostraban en sus cuerpos señales de viejas heridas como trofeos de guerra.
En la España trágica y silenciosa vivíamos tristemente y soportábamos con entereza aquellos difíciles tiempos, durante muchos años conservamos en nuestras retinas las infinidades de casas destruidas donde jugábamos entre sus escombros, y de la misma manera se encontraban los campo abandonados y sin sembrar y asolados por los incendios. Con estas escenas, fueron pasando los años entre hambre y represión, inquietudes, miedos e impaciencia. Muchos padres aguardaron, llorando, el retorno de sus hijos que un día salieron de sus casas y nunca regresaron. Y muchos hijos pequeños, también niños de la guerra, esperaron con ansiedad la vuelta de sus padres que se los llevaron para dar un "paseo" y no volvieron nunca más.
Algunos yacen enterrados en desconocidas fosas comunes y otros, los que jamás lograron "escapar" del exilio en el extranjero, se nacionalizaron rusos, mexicanos, belgas o franceses, sin que por ello fueran más felices o desgraciados que nosotros, los niños que vivíamos el drama de nuestros padres día a día en un país atemorizado y desolado por el viento de la guerra. Cuando se apruebe el actual proyecto de Ley sobre la MEMORIA HISTÓRICA, de un pueblo martirizado por eternos resentimientos y rivalidades políticas para rescatarla de las negras aguas del abismo, espero que quede reflejadas en sus páginas los "otros" niños , de esa guerra cruenta que aquí también quedaron y que al fin y a la postre fueron los que levantaron España en los campos y la industria hasta dejarla en 1.975 a la altura en que se la encontraron los políticos "exiliados" que no le faltaron pan y hogar fuera de nuestro país mientras que aquí nos costaba sudor, sangre y lágrimas llevarlo hacía arriba.
De esta manera fueron pasando los años que llevaría a España al desarrollo de estos años, pero para entonces ya habíamos dejado de ser niños.

lunes, 11 de abril de 2011

Hoy, día 2 de enero de 2010 cuando sea las 15,30 horas se habrá cumplido 25 años de la desaparición de uno de los ferrocarriles más emblemático y añorado por los sanluqueños, el bien llamado Tren de la Costa.Para conocer la historia de este ferrocarril hay que remontarse al año 1876. Comienzas las obras de lo que se conocerá como el tren de la Costa o el tren de Rota. Unas obras que se eternizaron en el tiempo, hasta 16 años, y que trajo de cabeza a los ayuntamientos de El Puerto, Rota, Chipiona y Sanlucar.
Tras tiras y flojas, paralizaciones, subvenciones que no llegan y más retrasos… el primer tren se pone en marcha en 1892, para el cual se engalana con gallardetes y banderas mientras en Rota todo el pueblo se agolpaba en torno a la nueva estación.
Un año después, la Compañía Belga de Ferrocarriles Vecinales de Andalucía se hace cargo del ferrocarril consiguiendo mejorar la seguridad y la regularidad del servicio. Pero será la Compañía de Ferrocarriles Andaluces quien se haga con el servicio entre El Puerto-Sánlucar-Bonanza hasta el año 1936 cuando la compañía es expropiada por el Estado debido a su déficit económico. Después de la Guerra Civil y con la creación de RENFE en 1941, el servicio del tren de la Costa pasa a ser gestionada por Renfe hasta el año 1984. Ese año, el 31 de diciembre, parte desde El Puerto el último tren con destino Sánlucar.
El Estado decide entonces, dar por acabado un servicio ferroviario deficiente (a duras penas se había modernizado el servicio y las infraestructuras) y que para la compañia no era rentable.
El 2 de enero de 1985 se puede leer en el Diario de Cádiz: “El tren que cubría el servicio entre las ciudades de El Puerto y Sanlúcar, pasando por Rota y Chipiona, hizo el pasado lunes su último viaje, después de que uno de los últimos Consejos de Ministros de 1984 decidiera su cierre definitivo por su poca rentabilidad. Como todos los días, el pasado lunes a las tres menos veinte minutos de la tarde salió de la estación de El Puerto de Santa María el ómnibus-ferrobús que hacía el servicio.
Numerosas personas hicieron el último viaje y también en las estaciones del recorrido (Rota, apeadero de La Ballena, Chipiona y Sanlúcar) se había congregado más gente que de costumbre. Tras la llegada a Sanlúcar sobre las tres y media de la tarde concluyó la historia de este tren, que se remonta a unos cien años.
La poca demanda del servicio, que ha acarreado pérdidas económicas a RENFE, ha sido la causa determinante del cierre de la línea férrea El Puerto-Sanlúcar.”

Último viaje del tren de la costa, 1984 (Foto J.F.Ferrer)
Hoy día por el antiguo trazado poco recuerda al tren más allá de las piedras que hay a lo largo del recorrido. Sólo y aunque parezca extraño, es a lo largo del recorrido por la ciudad de El Puerto Santa María donde encontramos casi todos los vestigios del antiguo paso del tren con destino a Rota. Eso si, el primero, que es la primitiva estación de El Puerto Santa María (de las más antigua de España) ya solo queda sus jardines y una pequeña dependencia anexa a la estación utilizada como agencia externa de Renfe.
Les buscaron la excusa de que no era rentable para que prosiguiera circulando entre esta localidad y el Puerto de Santa María, con los apeaderos y estaciones de La Jara Chipiona, La Ballena, Rota y Puerto de Santa María, desde donde enlazaban con los trenes provenientes de Cádiz para Sevilla y viceversa.
No sólo consiguieron eliminar esta línea en plena democracia, sino que, todos los terrenos que ésta tenía a lo largo de su recorrido, hoy están usurpados y dejados de la mano perdiéndose poco a poco hasta que se consiga su desaparición total.
Con referencia a éste, la Circular número 207 de la 3ª Zona (Sevilla), con fecha 21 de octubre de 1984, lo sentenciaba así:
LÍNEA DE PUERTO SANTA MARÍA A SANLÚCAR DE BARRAMEDA CLAUSURA AL SERVICIO FERROVIARIO
(ANULA a las Circulares de la 3ª Zona, núm. 29 del 13-6-56; núm. 38 del 25-4-57; núm. 73 del 28-6.68 y núm. 129 del 5-12-71.
MODIFICA a las Circulares de la 3ª Zona, núm. 104/15-11-69 y 110/2-5-70).
En virtud del acuerdo adoptado en la reunión del Consejo de Ministros del día 30 de Septiembre de 1984, a partir de las 0 horas del próximo día 1 de Enero de 1985 quedará oficialmente clausurada para toda clase de servicio ferroviario la Línea de PUERTO DE SANTA MARÍA A SANLÚCAR DE BARRAMEDA, por lo que a partir de dicho día y hora se considerará inexistente la citada línea para el tráfico ferroviario.
La supresión de los servicios al público será dada a conocer mediante la publicación de los correspondientes documentos.
Lo que se pone en conocimiento del personal interesado a los consiguientes efectos reglamentarios.
Vº Bº El jefe de Transportes.
El Director de la 3ª Zona José Ruiz
Juan A. Villaronte
Con esta escueta nota de 14 línea, quedaba sentenciado el llamado por todos los sanluqueños “El Ferrobús”, o “Tren de la Costa”, quedando los terrenos de ésta línea abandonados por completo, excepto en algún pequeño tramo.En referencia al llamado tren del Barrio Alto, éste fue eliminado el 6 de octubre de 1965, o sea, 19 años y 10 meses antes que el de la Costa, cumpliendo para octubre de 2010, 45 años de su desaparición.
Ante mí se encuentra dicha Circular que copio literalmente para conocimiento de los sanluqueños en particular y, para los que esto quieran leer.
CIRCULAR Nº 39
LÍNEA DE JEREZ DE LA FRONTERA A BONANZA
Cierre al Servicio
——————
1º.- A partir de las o horas del próximo día 6 del actual mes de Octubre quedará cerrada a la Explotación la línea de JEREZ DE LA FRONTERA A BONANZA, suprimiéndose el servicio público y de circulación que anteriormente prestaban las dependencias situadas en dicha línea, y que se indican a continuación:
JEREZ-ALCUBILLA
LAS TABLAS (Apd.)
SANLÚCAR DE BARRAMEDA PUEBLO
BONANZA.
2º.- Con origen en la estación de JEREZ DE LA FRONTERA se mantendrá un Ramal Industrial de 3,850 metros de longitud para atender al servicio de la derivación particular de GONZÁLEZ BYASS (Km. 3/538).
3º.- Por el Departamento Comercial, y mediante la publicación de los documentos precisos al efecto, será dada a conocer la supresión del servicio público de viajeros y mercancías en la línea de que tratamos, adoptándose por el Departamento de Coordinación las disposiciones oportunas para atender al tráfico de los servicios ferroviarios que se suprimen.
————–
Lo que se pone en conocimiento del personal interesado a los efectos reglamentarios consiguientes.
El Subjefe de Departamento (Estudios),
A. VILLAMANA.
Vº Bº
El Ingeniero Jefe del Departamento de Movimiento
J. R. URCOLA

Tren de la época de la desaparición del Barrio Alto en 1965
Así terminaron las vidas los dos ferrocarriles sanluqueños para desgracia de este pueblo que, nunca le han venido solas.
Carta del jefe indio Seattle al presidente de los Estados Unidos , Franklin Pierce en 1854 El siguiente documento es uno de los más preciados por los ecologistas, se trata de la carta que envió en 1855 el jefe indio Seattle de la tribu Suwamish al presidente de los Estados Unidos Franklin Pierce en respuesta a la oferta de compra de las tierras de los Suwamish en el noroeste de los Estados Unidos, lo que ahora es el Estado de Washinton. Los indios americanos estaban muy unidos a su tierra no conociendo la propiedad, es más consideraban la tierra dueña de los hombres. En numerosos ámbitos ecologistas se le considera como "la declaración más hermosa y profunda que jamás se haya hecho sobre el medio ambiente". El gran jefe de Washington ha mandado hacernos saber que quiere comprarnos las tierras junto con palabras de buena voluntad. Mucho agradecemos este detalle porque de sobra conocemos la poca falta que le hace nuestra amistad. Queremos considerar el ofrecimiento porque también sabemos de sobra que, si no lo hiciéramos, los rostros pálidos nos arrebatarían las tierras con armas de fuego. Pero, ¿cómo podéis comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esta idea nos resulta extraña. Ni el frescor del aire ni el brillo del agua son nuestros. ¿Cómo podrían ser comprados? Tenéis que saber que cada trozo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. La hoja verde, la playa arenosa, la niebla en el bosque, el amanecer entre los árboles, los pardos insectos... son sagradas experiencias y memorias de mi pueblo. Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra cuando comienzan el viaje a través de las estrellas. Nuestros muertos, en cambio, nunca se alejan de la tierra, que es la madre. Somos una parte de ella y la flor perfumada, el ciervo, el caballo y el águila majestuosa son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor del cuerpo del caballo y el hombre: todos pertenecen a la misma familia. El agua cristalina que corre por los ríos y arroyuelos no es solamente agua, sino que también representa la sangre de nuestros antepasados. Si os la vendiésemos, tendríais que recordar que son sagradas y enseñarlo así a vuestros hijos. También los ríos son nuestros hermanos porque nos liberan de la sed, arrastran nuestras canoas y nos procuran los peces. Además, cada reflejo fantasmagórico en las claras aguas de los lagos cuenta los sucesos y memorias de la vida de nuestras gentes. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre. Sí, gran jefe de Washington: los ríos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed, son portadores de nuestras canoas y alimento de nuestros hijos. Si os vendemos nuestra tierra, tendréis que recordar y enseñar a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos y que también lo son suyos. Y por lo tanto deben tratarlos con la misma dulzura con que se trata a un hermano. Por supuesto que sabemos que el hombre blanco no entiende nuestra forma de ser. Tanto le da un trozo de tierra u otro, porque no la ve como hermana, sino como enemiga. Cuando ya la ha hecho suya, la desprecia y sigue caminando. Deja atrás la tumba de sus padres sin importarle. Secuestra la vida de sus hijos y tampoco le importa. Tanto la tumba de sus padres como el patrimonio de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, la tierra, y a su hermano, el firmamento, como objetos que se compran, se explotan y se venden como ovejas o cuentas de colores. Su apetito devora la tierra dejando detrás sólo un desierto. No lo puedo entender. Vuestras ciudades hieren los ojos del hombre de piel roja. Quizá sea porque somos salvajes y no podemos comprenderlo. No hay un solo sitio tranquilo en las ciudades del hombre blanco. Ningún lugar donde se pueda escuchar en la primavera el despliegue de las hojas o el rumor de las alas de un insecto. Quizás es que soy un salvaje y no comprendo bien las cosas. El ruido de la ciudad es un insulto para el oído. Y yo me pregunto: ¿qué clase de vida tiene el hombre que no es capaz de escuchar el grito solitario de la garza o la discusión nocturna de las ranas alrededor de la balsa? Soy un piel roja y no lo puedo entender. Nosotros preferimos el suave susurro del viento sobre la superficie de un estanque así como el olor de ese mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado con aromas de pinos. Cuando el último piel roja haya desaparecido de esta tierra, cuando no sea más que un recuerdo su sombra, como el de una nube que pasa por la pradera, entonces estas riberas y estos bosques estarán poblados por el espíritu de mi pueblo. Porque nosotros amamos este país como ama el niño los latidos del corazón de su madre. Si decidiese aceptar vuestra oferta tendré que poneros una condición: que el hombre blanco considere a los animales de estas tierras como hermanos. Soy un salvaje y no comprendo otro modo de vida. Tengo vistos millares de búfalos pudriéndose abandonados en las praderas, muertos a tiros por el hombre blanco desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo cómo una máquina humeante puede importar más que el búfalo al que nosotros matamos sólo para sobrevivir. ¿Qué puede ser del hombre sin los animales? Si todos los animales desapareciesen, el hombre moriría en una gran soledad. Todo lo que le pasa a los animales muy pronto le sucederá también al hombre. Todas las cosas están ligadas. Debéis enseñar a vuestros hijos que nosotros hemos enseñado a los nuestros que la tierra es nuestra madre. Todo lo que ocurre a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, se escupen a sí mismos. De una cosa estamos bien seguros: la tierra no pertenece al hombre, es el hombre el que pertenece a la tierra. Todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Todo va enlazado. El hombre no tejió la trama de la vida. Él es sólo un hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a sí mismo. Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, queda exento del destino común. Después de todo, quizás seamos hermanos. Ya veremos. Sabemos una cosa que quizá el hombre blanco descubra algún día: nuestro Dios es el mismo Dios. Vosotros podéis pensar que ahora Él os pertenece lo mismo que deseáis que nuestras tierras os pertenezcan. Pero no es así. Él es Dios de todos los hombres y su compasión alcanza por igual al piel roja y al hombre blanco. Esta tierra tiene un valor inestimable para Él y si se daña provocaría la ira del Creador. También los blancos se extinguirán, quizás antes que las demás tribus. El hombre no ha tejido la red de la vida. Sólo es uno de esos hilos y está tentando a la desgracia si osa romper esa red. Todo está ligado entre sí como la sangre de una misma familia. Si ensuciáis vuestro lecho, cualquier noche moriréis sofocados por vuestros propios excrementos. Pero vosotros caminaréis hacia la destrucción rodeados de gloria y espoleados por la fuerza de Dios, que os trajo a esta tierra y que por algún designio especial os dio dominio sobre ella y sobre el piel roja. Ese designio es un misterio para nosotros, pues no entendemos por qué se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas con cables parlanchines. ¿Dónde está el bosque espeso? Desapareció. ¿Dónde está el águila? Desapareció. Así se acaba la vida y sólo nos queda el recurso de intentar sobrevivir.

sábado, 9 de abril de 2011

Hoy he vuelto a pasar por la calle Santo Domingo y he visto el tipo de reparación, o rehabilitación que se le está haciendo a la misma. Ya cuando finalizaron las obras durante el mes de marzo de 2010, muchísimos sanluqueños comentaban la manera que la empresa conceccionaria había dejado colocados los bloques del centro de la calle, es decir, sobre una base de arena y, una vez montado, rellenaron sus grietas con. ¿saben ustedes con qué rellenaban las grietas?. Con arena.

Pues bien, después de transcurrido un año, poco más o menos, vuelven a la rehabilitación de las mismas calles, y no ya porque estamos próximos a las elecciones del 22 de mayo, que eso es mentira, sino porque ya se encontraban completamente destrozada a pesar de que la empresa constructora de vez en cuendo ha ido mandando a algunos que otros trabajadores a reparar la cantidad de veces que los vehículos han destrozados los pivotes que se encuentran a la entrada de la zona peatonal de la misma calle Santo Domingo dirección a calle Ancha.

Casi todos los comentarios que se han venido escuchando entre los propios sanluqueños que han ido pasando durante este año por dicho lugar, siempre ha sido los mismos.

¿Qué empresa ha reparado esta calle y quienes han sido los inspectores de urbanismo que le han hecho el seguimiento para, al final darle el visto bueno de terminación de obra?.

A través de todo el año 2010 y parte del presente, los sanluqueños hemos estados observando cçomo las aguas fluviales recorrían todo el centro de la calle desde la Plaza de Sor Ángela de la Cruz hacía la Iglesia de Santo Domingo. Unas aguas turbias que, en principio uno se preguntaba que, ¿de donde procedían?. Si eran del sobrante proviniente de la esclusa de Sevilla y que recorrió el Río Guadalquivir un año antes o, de las antiguas barrancas del callejón de Carlito Pérez. Hasta que por fin, cuando los bloques de la calle empezaron a desplazarse y las tapas de registros a hundirses, empezamos a adivinar los motivos.

hoy día 9, ya está los trabajadores terminando la rehabilitación de dicha calle y, al cruzarme con dos sanluqueños mayores de edad, como yo, los comentarios que nos cruzamos son tan elocuentes que no voy a reflejarlo en este lugar para no herir la sensibilidad de los posibles lectores. Uno de ellos incluso quería colgar a varias personas y, no eran desconocidos en Sanlúcar. Me refiere a los que querían colgar.

De lo que ha costado el arreglo de dicha calle, la procedencia de sus trabajadores, con todo mis respecto hacía ellos, y el consentimiento de la finalización y entrega de la obra, después de la "chapuza" realizada, la dejo a criterio de los sanluqueños.

Siempre he admirado a los trabajadores de nuestro Ayuntamiento y, cada vez que tengo ocasión lo pongo de manifiesto y ejemplo recordando con la profesionalidad con que dejaron el trozo de la calle Santa Ana, delantera del Bar "La Taurina", así como el trozo de la calle Ruiz de Somavía, entre Banda Playa y calle Plata. Haber quién lo deja mejor.

Para el año que viene, 2012, tendrán que volver de nuevo a repararla, pues para esa fecha las aguas fluviales se habrán llevado la arena donde está asentado lo adoquines y su relleno y, empezaremos de nuevo a gastar dinero, para eso nuestro Ayuntamiento ha cobrado 16.500.000 €por el ciclo integral del agua y nos ha hipotecado durante 25 años a esta empresa.
Estamos probando haber si esto funciona otra vez para actualizarlo de nuevo. Muchas grancias y hasta siempre. José González Parada.